“Ella es en el soberana: nada se hace sino por medio de ella y para ella”. Ahora bien la mujer es la gran educadora del hombre; ella le enseña las virtudes encantadoras : la cortesia , la discrecion, y esa altivez que teme ser inoportuna. “Ella muestra a algunos el arte de agradar, a todos el arte util de no desagradar”. Se aprende de ella que la sociedad es mas compleja y de un ordenamiento mas delicado de lo que comunmente se imajinan en los cafes politicos. En fin, cerca de ella nos penetramos de esta idea: que los sueños del sentimiento y las sombras de la fe, son invencibles, y que no es la razon la que gobierna a los hombres.”
Este poder que aquí reconoze a la mujer en otra parte lo estudia y analiza; ¿De donde proviene?¿Que cualidades lo forman y constituyen?. Pero no os jacteis, hermanas mias , vosotros no habeis aparecido en este mundo perfectas y armadas. Fuistes humildes en vuestro origen. Vuestras abuelas del tiempo del mamuth y del gran oso, no tenian sobre los cazadores de las cavernas, el influjo que vosotras teneis sobre nosotros. Entonce erais utiles, erais necesarias, pero no invencibles. En verdad en esas antiguas edades y mucho despues aun, os faltaba la gracia. Entonces os asemejabais a los hombres y los hombres se asemejaban a los animales. Para haceis de vosotras la terrible maravilla que sois hoy en dia, para llegar a ser la causa indiferente y soberana de sacrificios y de crimenes, os ha sido necesario dos cosas : la civilizacion que os dio velos y la religion que nos dio escrupulos. Desde ese momento la obra esta perfecta : sois un secreto y un pecado. (El Jardin de Epicureo – Anatole de France)
En una carta desde Dublín del 9 de diciembre de 1909, publicada en Cartas de amor a Nora Barnacle, Joyce escribe: “Pareces ansiosa de saber cómo recibí tu carta que dices que es peor que la mía. ¿Cómo que es peor que la mía, amor? Sí, es peor en una o dos partes. Me refiero a la parte en la que dices que lo harás con tu lengua (no me refiero a que me chupes) y en esa amable palabra que escribiste bien grande y subrayada, pequeña canalla. Es excitante escuchar esa palabra (y una o dos más que no escribiste) en los labios de una chica. Pero prefiero que hables de ti y no de mí. Escríbeme una larga, larga carta, llena de esas y otras cosas, acerca de ti, querida. Ahora ya sabes cómo regalarme una erección. Dime las más pequeñas cosas acerca de ti detalladamente mientras sean obscenas, sucias y secretas. No escribas otra cosa. Deja a cada oración llenarse de sucias e impúdicas palabras y sonidos. Son lo que más amo oír y ver en el papel, porque las más sucias son las más hermosas”. Y prosigue: “[…] derribarte debajo de mí, sobre tus suaves senos, y tomarte por atrás, como un cerdo que monta a una puerca, glorificado en la sincera peste 1.001 fantasi as.indd 14 2/2/12 21:25:02 Las 1.001 fantasías más eróticas y salvajes de la historia 15 que asciende de tu trasero, glorificado en la descubierta vergüenza de tu vestido vuelto hacia arriba y en tus bragas blancas de muchacha y en la confusión de tus mejillas sonrosadas y tu cabello revuelto”. Marilyn Monroe (1926-1962) y John F. Kenned
Cultivar los placeres de mis sentidos fue toda mi vida la principal tarea; nunca he sentido otra más importante. Sintiéndome nacido para el otro sexo, siempre lo he amado y me he hecho amar por él cuanto he podido. Casanova.
Casanova, rey de las fantasías divertidas, abusaba de las ostras (no había desayuno sin ellas, y por docenas, 50 para ser exactos). Además, utilizaba el pecho de una mujer como plato, pues sorberlas directamente del escote les producía gran placer a ambos. Otra receta de sus memorias, con el pelo como ingrediente: “Un día en que su doncella le cortaba a la señora F. las puntas de sus largos cabellos en mi presencia, me distraía recogiendo los pequeños y bonitos mechones y los iba colocando sobre el tocador, excepto un mechoncito que me metí en el bolsillo, pensando que no se daría cuenta. Pero, en cuanto estuvimos solos, me dijo con dulzura pero un poco seria que le devolviese aquel rizo que había recogido. Me pareció que me trataba con un rigor tan cruel como injusto, pero obedecí y con aire desdeñoso arrojé el rizo sobre el tocador. (extraido de Las 1001 fantasias mas eroticas y salvajes de la historia. Roser Amills)
Voluptuosos de todas las edades Y de todos los sexos, a vosotros solos ofrezco esta obra: nutríos de sus principios, que favorecen vuestras pasiones; esas pasiones, de las que fríos e insulsos moralistas os hacen asustaros, no son sino los medíos que la naturaleza emplea para hacer alcanzar al hombre los designios que sobre él tiene; escuchad sólo esas pasiones deliciosas, su órgano es el único que debe conduciros a la felicidad.
Mujeres lúbricas, que la voluptuosa Saint-Ange sea vuestro modelo; a ejemplo suyo despreciad cuanto contraría las leyes divinas del placer, que la encadenaron toda su vida.
Muchachas demasiado tiempo contenidas en las ataduras absurdas y peligrosas de una virtud fantástica y de una religión repugnante, imitad a la ardiente Eugenia; destruid, pisotead, con tanta rapidez como ella, todos los preceptos ridículos inculcados por imbéciles padres. Y a vosotros, amables disolutos, vosotros que desde vuestra juventud no tenéis más freno que vuestros deseos ni otras leyes que vuestros caprichos, que el cínico Dolmancé os sirva de ejemplo; id tan lejos como él si como él queréis recorrer todos los caminos de flores que la lubricidad os prepara; a enseñanza suya, convenceos de que sólo ampliando la esfera de sus gustos y de sus fantasías y sacrificando todo a la voluptuosidad es como el desgraciado individuo conocido bajo el nombre de hombre y arrojado a pesar suyo sobre este triste universo, puede lograr sembrar algunas rosas en las espinas de la vida.
Marques de Sade.(filosofia en el tocador)
………………………..al principio empuja con golpes suaves, luego más rápido, y al final con tanta fuerza; que no dudo que corría un gran peligro. Su miembro estaba «duro como un cuerno», y lo forzó tan cruelmente que grité: “Me harás pedazos”. El se detuvo un momento de su trabajo. “Te ruego que te calles, querida”, dijo, “sólo se puede hacer así; sopórtalo sin pestañear. Nuevamente su mano se deslizó debajo de mis nalgas, acercándome más, porque había hecho un ademán de retroceder, y sin más demora me acosó con tan «rápidos y furiosos» golpes que estuve a punto de «desmayarme». (M.Clasical Erotologia / Cap I, Of Copulation)